Vuelve a los cines una de las sagas de terror más longevas y rentables de todos los tiempos con una historia que se ambienta a caballo entre sus dos primeras entregas.
Hace veinte años, los cineastas australianos Leigh Whannell y James Wan dieron en el clavo con el concepto sorprendentemente sencillo de Saw, que se convirtió en todo un éxito: había nacido una franquicia multimillonaria.Tras ocho secuelas -algunas de ellas bastante irregulares- y un curioso ‘spin-off’ con otro tono diferente, las películas de la saga se han hecho famosas por sus elaboradas trampas para la tortura de las víctimas y su línea temporal cada vez más enrevesada. Para Saw X, Lionsgate ha vuelto a los orígenes, reclutando al veterano Kevin Greutert (montador de varias entregas y director Saw VI y Saw 3D) y recuperando al ingeniero y asesino John Kramer (al que vuelve a dar vida Tobin Bell).
Saw X se ambienta entre los acontecimientos de la primera y la segunda entrega de la saga. En esta ocasión tenemos al enfermo terminal John Kramer que ve cómo poco a poco su vida se agota. Sin embargo, un buen día tiene conocimiento de un tratamiento experimental para el cáncer, que sus creadores promocionan como una cura milagrosa para la enfermedad. Para ser un genio, Jigsaw está bastante dispuesto a arriesgarse en este viaje -que suena bastante sospechoso- pero su desesperación se muestra entrañablemente humana en pantalla. Pero cuando John descubre que la Dra. Cecilia Pederson (interpretada por una magnífica Synnøve Macody Lund) y su equipo médico están estafando a pacientes desesperados, decide someter a todos los involucrados a uno de sus siniestros juegos en los que la sangre y las vísceras corren por doquier.
Al situar Saw X en la primera línea temporal de la franquicia, los guionistas Peter Goldfinger y Josh Stolberg (responsables también de Saw VIII y Spiral) tienen entre manos la complicada tarea de integrar esta nueva historia en un mundo ya establecido. En contra de lo que puedan pensar algunos detractores de la saga, las películas de Saw tienen una historia bastante compleja y enrevesada, que -casi- siempre acaba tomando sentido. Kramer elige a víctimas que, en su opinión, no aprecian la vida que se les ha dado o abusan de los demás. Ya se ha enfrentado a usureros, traficantes de drogas, policías corruptos, promotores inmobiliarios sin escrúpulos y a un fotógrafo ligeramente sospechoso, por lo que el grupo de supuestos médicos y enfermeros que acompañan a la doctora Pederson encaja a la perfección para ser víctimas del sangriento juego de Jigsaw.
El comienzo del filme es algo lento y podría haberse reducido en la sala de montaje fácilmente. En la primera toma vemos a Kramer dentro de una máquina de resonancia magnética (el primer indicio de que pasaremos la película con él y no con la policía), y pronto nos lleva a un grupo de apoyo contra el cáncer donde John está luchando para hacer frente a su diagnóstico. Es por esto, quizá, lo que la convierte en la primera película de la saga en la que los guionistas pretenden que empaticemos realmente con Jigsaw y contactemos con su lado más humano. Algo que también se refleja en la forma en la que en esta ocasión plantea el juego, que resulta bastante diferente al de las demás ocasiones, pero que no vamos a desvelar. Se agradece que se trate de revitalizar una franquicia que ya lleva diez filmes en su haber.
Saw X también apuesta por el humor, algo que los fans consideran clave para la longevidad de la franquicia. Ya se trate de diálogos ingeniosos o que el peligro se vea contrarrestado por momentos de frivolidad. Con esa la violencia tan caricaturescamente sangrienta que es marca de la casa, los seguidores saldrán más que satisfechos de la sala de cine. Con dos horas de duración, ésta es la película de Saw más larga hasta la fecha, y la que cuenta con más tiempo de inactividad entre los estallidos de gore extremo; esto, quizá es uno de sus puntos flacos, lo cual sentimos más agudamente en el tercer acto de la película, aunque como siempre se nos revela una enrevesada sorpresa para el final.
No es necesario ver las otras películas de la saga para disfrutar de ésta, pero ayudará. Además tiene una escena post créditos, como manda en las grandes producciones de hoy en día. Es una película para los fans más acérrimos que recompensa a los que siguen pidiendo más. Después de una década siendo el estreno anual de Halloween más publicitado desde las grandes franquicias de los años ochenta, la saga Saw vuelve este octubre como es tradición. En una época donde triunfa el llamado “terror elevado”, es refrescante ver una película que se deleita en lo simple. Estas películas han sido concebidas para ser vistas con gente y diseccionadas en grupo: productos que mantienen vivos los cines y en activo a los estudios que producen terror. Es alentador que 10 películas después, la franquicia Saw haya recordado lo que la hace tan grande: una potente mezcla de terror, imaginación retorcida, ritmo cómico y, sobre todo, la leyenda del género que es Tobin Bell. ¡Larga vida al gore!